Recibo muchas consultas de dueños de piscinas a través del blog, el email, y en persona.
Cuando me comentan que tienen un problema con el agua de su piscina, como que esté turbia o verde, lo primero que hago es preguntar cómo está el nivel de cloro y pH.
Sorprendentemente, su respuesta suele ser que no lo saben.
Los niveles de cloro y pH son muy inestables, y hay muchas causas que pueden hacerlos variar en pocas horas.
Si se desequilibran, es muy fácil que el agua de una piscina cambie de color en uno o dos días.
Por eso debes medir correctamente el nivel de pH y cloro todas las veces que sea necesario.
El problema de no medir el agua
Para que el agua verde vuelva a sus niveles, y sea posible clarificar el agua se suele necesitar entre dos y diez días depurando durante muchas horas con un nivel de cloro elevado.
Esto también genera gastos económicos, por tener que añadir productos químicos, y por el consumo eléctrico debido al aumento del tiempo de depuración.
Incluso teniendo sistemas de medida y dosificación automática, es recomendable hacer tests complementarios una vez a la semana en verano, y una vez al mes el resto del año.
Si ocurre una avería o los equipos se descalibran, podremos actuar a tiempo si lo sabemos antes de que el agua se estropee.
Con los sistemas de cloración salina es todavía más importante.
Cuando el pH sube, el cloro no se combina correctamente, así que su nivel cae en poco tiempo.
pH alto + cloro bajo + mucho sol = paraíso para las algas
En un solo día el agua puede estar verde.
Así que no vale decir «hace solo tres días que lo medí y estaba bien».
Cuando no se está usando la piscina, se puede aumentar el cloro para que el agua sea más agresiva contra las algas y otros microorganismos.
El pH también se puede bajar, aunque no es nada recomendable si las paredes y el fondo son de materiales cementosos (azulejo, gresite, lechada o borada…).
El motivo es que un agua ácida ataca al cemento, haciendo que se descompongan las juntas y se desprenda el revestimiento.
Mejor con menos químicos
El principal problema de no controlar perfectamente los niveles de cloro y pH es que no tendremos un diagnóstico acertado cuando el agua no esté perfectamente limpia.
Tanto si buscamos información por nuestra cuenta, como si pedimos asesoramiento, no tenemos los datos necesarios para ir descartando causas.
Por ejemplo, podríamos acudir a nuestro proveedor de productos para piscina, y al comentarle que el agua está turbia nos venderá floculante.
Si le decimos que el agua está verde nos dará antialgas.
Sin embargo, es posible que no necesitemos estos productos, y sea suficiente con añadir varios litros de lejía (cloro líquido) o cloro granulado al agua.
Hay que tener en cuenta que algunos floculantes y antialgas son productos químicos con alto contenido de metales, que no se evaporan ni desaparecen por sí mismos.
Eso quiere decir que permanecen en el agua, y se van acumulando cada vez que añadimos más producto.
Puedes ver información más detallada sobre estos productos en este artículo:
¿Sabes lo que contienen los distintos tipos de cloro?
Por qué es importante el cloro
El cloro es un gas que se evapora sin dejar residuos.
Es un elemento natural presente en el organismo (la sal común lo contiene).
Aunque es tóxico en concentraciones muy elevadas por ser muy oxidante, el valor normal en una piscina es inofensivo.
El agua que bebemos contiene cloro. En caso contrario las bacterias se multiplicarían y el agua sería tóxica.
De hecho, los problemas que presentan las personas con piel atópica o pieles sensibles están debidos a otros elementos, o en todo caso a un nivel alto de cloro.
En una piscina con cloración salina, las personas hipersensibles no presentan los problemas que experimentan en instalaciones tratadas con pastillas de cloro multifunción.
La cloración salina produce hipoclorito sódico, idéntico a la lejía, por lo que debería tener los mismos efectos.
La gran ventaja de este sistema es que va fabricando cloro constantemente, así el nivel se mantiene estable sin tener que estar dosificando productos.
Por qué evitar usar floculante
También hay que pensar que el floculante es un apelmazante, que hace que las partículas de suciedad que se encuentran en suspensión dentro del agua se peguen entre sí, formando partículas más grandes que caen al fondo de la piscina, quedando el agua más transparente.
Cuando se sobredosifica floculante en una piscina se corre el riesgo de que la arena del filtro se apelmace, quedando petrificada y siendo necesario romperla a golpes.
Por lo tanto, cuando decimos que el cabello queda pegajoso por el cloro, debemos pensar que si la piscina está tratada con pastillas multifunción hay un producto apelmazante en el agua, es decir el floculante.
Puedes leer el artículo en el que te explico cómo funciona y cómo usar correctamente el floculante.
Usar solo los productos necesarios
Mi recomendación siempre es añadir solamente los productos químicos imprescincibles al agua, que son el cloro y el ácido reductor de pH.
En algunas instalaciones ni siquiera se utilizan estos productos, sustituyéndolos por sistemas basados en filtros orgánicos o desinfección por luz ultravioleta.
Todo lo demás hay que evitarlo, salvo en casos muy puntuales donde sea necesario hacer un tratamiento de choque, como sería el caso de una piscina con un problema importante de algas.
Espero que hayas comprendido la importancia de controlar perfectamente los valores del cloro y el pH, aunque sea solo por la cantidad de veces que lo he repetido en todo el artículo.
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