Uno de los argumentos que suelen usarse a la hora de vender un equipo de cloración salina es que no necesitan ningún tipo de mantenimiento.
Nos dicen que ya no tendremos que usar pastillas, que ahorraremos mucho dinero, y que todo se hace de forma automática, sin que debamos preocuparnos por nada.
Yo defiendo que la cloración salina es seguramente el mejor sistema para desinfectar el agua de una piscina, aunque es cierto que tiene inconvenientes que en ciertas ocasiones pueden hacernos elegir otra solución.
La mayoría de comerciales o instaladores suelen asesorar correctamente a sus clientes, pero algunas veces, sea por falta de conocimientos o por querer cerrar una venta, se da información insuficiente o inexacta al cliente.
No pasaría nada si el cliente leyese los manuales entregados con los equipos y conociese todos los detalles, pero la verdad es que esta documentación casi nunca se lee.
Por lo tanto, voy a intentar aclarar lo que realmente hay que saber sobre el mantenimiento de los equipos de cloración salina, para evitar problemas muy caros, o incluso peligrosos para la salud.
¿El clorador salino tiene mantenimiento?
La respuesta es SÍ.
Ya me he quedado tranquilo.
Aunque seguramente tú no, así que voy a explicarlo mejor.
Desde hace ya algunos años, los equipos son cada vez más fiables, e incorporan funciones que facilitan enormemente el mantenimiento.
Por ejemplo, las células cloradoras autolimpiables son un gran avance.
Su funcionamiento es sencillo.
La polaridad de la corriente se invierte cada cierto tiempo, para que la suciedad se desprenda de los electrodos de forma natural, gracias al propio efecto de la electrólisis.
De todas formas, en algunos casos la cal u otros minerales se acumulan sobre los electrodos, formando sedimentos que cubren las placas metálicas, disminuyendo la producción de cloro.
Esto sucede con más facilidad cuando el agua tiene un alto contenido en cal.
Los equipos electrónicos se averían
Lo vemos constantemente.
Los cloradores salinos no son una excepción.
Si ocurre una avería, el equipo puede dejar de producir, o todo lo contrario.
Si no nos damos cuenta, se puede disparar la producción de cloro, siendo peligroso para las personas.
También puede detenerse, apareciendo algas en poco tiempo, y poniéndose el agua verde.
¿Hace falta medir el agua teniendo equipos automáticos?
Aunque el equipo tenga funciones y sensores para medir los parámetros del agua (cloro, sal, pH), es muy recomendable seguir midiendo el agua manualmente, al menos una vez por semana, y sobre todo siempre que notemos que el agua no está como debería.
Cuando veamos que la medida obtenida es correcta, estaremos seguros de que todo está funcionando sin problemas.
Hay problemas que pasan desapercibidos durante días, y pueden ser muy graves.
Por ejemplo, si el pH está muy bajo, el agua está transparente, incluso aunque tenga muy poco cloro.
El motivo es que una agua muy ácida suele ser perjudicial para las algas, por lo que no se reproducen.
El problema solo se nota cuando vemos que se van cayendo piezas de gresite, la piedra de las orillas o del suelo alrededor de la piscina va perdiendo capas de material, o la piel escuece, sobre todo en pequeñas heridas.
El ácido ataca a la piedra, al cemento y sus derivados.
Si el pH está muy bajo durante mucho tiempo, el agua erosiona todos estos materiales.
Una simple sonda de medición del pH descalibrada puede desencadenar una bajada brusca del pH.
El resultado puede ser tener que vaciar la piscina y hacer bastantes trabajos de albañilería, como sustituir todo el revestimiento.
También hay casos donde resulta especialmente necesario medir el agua.
Durante una ola de calor, donde el sol calienta más el agua, hay que asegurarse de que el clorador genera más cloro del que se evapora.
Si el nivel de cloro desciende bastante, habrá que aumentar las horas de depuración, añadir estabilizador de cloro, o ayudar añadiendo un poco de cloro líquido o granulado directamente al agua.
¿Cuáles son las pautas básicas para un correcto mantenimiento en una piscina de sal?
Aunque los equipos de cloración salina requieren un mantenimiento, es cierto que éste es mínimo.
Es realmente sencillo hacer un mantenimiento periódico, que nos garantice que los equipos rendirán correctamente durante mucho tiempo.
Medir el agua
Ya te lo he dicho, pero lo repetiré las veces que haga falta.
El cloro debe tener un nivel de 0,5 a 3ppm (yo recomiendo estar cerca de 1pm), y el pH entre 7 y 7,4 (lo ideal es 7,2).
Con estos valores tendrás un agua limpia y saludable.
Limpieza de la célula
Cada mes o mes y medio, debes comprobar que la célula esté limpia.
Revisa que los electrodos metálicos estén bien limpios.
Comprueba que no hay fugas de agua
Esto es muy fácil, porque el suelo debe estar totalmente seco.
También los tubos y elementos de la depuradora, como el filtro de arena, la bomba y su prefiltro, etc.
Comprueba que no hay entradas de aire
Normalmente una fuga provoca que entre aire y salga agua, pero no siempre es así.
Si al detener la depuradora las tuberías se vacían, hay un problema.
Incluso si ocurre de forma natural, por ejemplo cuando los chorros de impulsión no quedan sumergidos, dejando que entre el aire.
Hay un caso más complejo, que ocurre en algunos tipos de filtros de arena.
Si la junta no está bien asentada, al arrancar la bomba la propia presión hace que asiente y selle correctamente.
Sin embargo, al detenerse la bomba, la junta se separa y deja entrar el aire.
Comprueba que se produce cloro
Esto es muy sencillo.
Solo tienes que medir una muestra de agua directamente de los chorros de impulsión, y otra en el otro extremo de la piscina.
Asegúrate de que el clorador esté produciendo al 100%.
La diferencia debe ser muy evidente, demostrando que los chorros traen bastante cloro, que corresponde al generado por el clorador.
Si no notamos la diferencia, habrá que comprobar si el clorador está parado o en el momento de medir no estaba produciendo (durante un ciclo de autolimpieza, por ejemplo).
En piscinas muy grandes y con mucho caudal de agua es más difícil ver la diferencia entre las dos muestras.
Básicamente, si todo lo anterior es correcto, la instalación está funcionando correctamente.
¿Cuándo hay que estar más pendiente de revisar el equipo?
En piscinas con el agua dura, sobre todo si se usa agua de pozo, la cal y otros minerales se adhieren rápidamente a los electrodos de la célula cloradora.
Hay que revisarla periódicamente y limpiarla cuando sea necesario.
Es importante intentar limpiarla solamente con agua, para evitar su corrosión.
Si el agua por sí sola no es suficiente, habrá que preparar un recipiente con ocho partes de agua y una de ácido (el líquido reductor de pH es lo mejor), y sumergir la célula durante tres o cuatro minutos.
El ácido atacará rápidamente a la cal, deshaciéndola.
La limpieza con ácido debe hacerse en casos muy puntuales, para evitar que las placas se desgasten.
En el momento que pierdan su baño protector, se dañarán en poco tiempo, y no son nada baratas.
NUNCA limpies las placas con objetos metálicos.
Usa utensilios de plástico que no rayen, y con mucho cuidado.
¿Qué consecuencias tiene un mantenimiento incorrecto?
Cuando no se trata correctamente al clorador salino, la consecuencia más habitual es que el agua no esté correctamente desinfectada.
Esto provoca irritación en la piel si el nivel de cloro es muy alto, y algas cuando es demasiado bajo.
El cloro alto es un problema muy serio porque afecta a la salud de las personas.
Las algas provocan gastos en antialgas, cloro de choque, floculante o clarificador, oxígeno activo, o cualquier producto químico que deba añadirse al agua.
Si no se eliminan rápidamente, las algas pueden enraizar en las paredes, provocando que el cemento se vuelva poroso y se desprenda.
En caso de limpiar la célula incorrectamente o abusar de los lavados con ácido, el electrodo se dañará, y será necesario sustituir la célula, que es por norma general la pieza más cara del equipo.
¿Sirve todo lo comentado para los reguladores de pH?
El regulador de pH mide el agua e inyecta ácido cuando es necesario.
Si la instalación tiene aire, la sonda que mide el pH se daña con rapidez.
No es barata, normalmente el precio de tarifa supera los 100 EUR, aparte de la mano de obra, por lo que sustituirla tiene un coste doloroso.
Aunque puedes encontrarlas a un precio mucho menor en Amazon, si sabes cómo instalarla y calibrarla (sin dañarla, porque es frágil).
Otra consecuencia es que la sonda no dé un valor correcto al equipo electrónico.
El equipo puede interpretar que el pH del agua es mayor o menor, inyectando ácido cuando no debe o viceversa.
Esto puede ocasionar que el agua alcance valores de acidez extrema, que prácticamente disuelva los materiales de la piscina.
Otra avería típica en los reguladores de pH es la fuga de ácido por algún tubo o pieza dañada.
El ácido cae al suelo, quemando el material de obra.
La fuga de ácido también genera gases corrosivos que oxidan los metales cercanos, sin olvidar el riesgo para la salud que supone inhalar estos gases.
Si no se resuelve a tiempo, el ácido puede corroer cualquier cosa, como la propia bomba dosificadora.
¿Tendrás más cuidado ahora?
Aunque no me gusta ser catastrofista, sí creo necesario pensar en lo peor que puede pasar, para tomar precauciones y no dejar todo al azar.
Espero que este artículo te haya servido para conocer mejor los procedimientos básicos para mantener un clorador salino.
Sobre todo que te sirva para evitar problemas importantes en el futuro.
¿Conocías toda esta información?
¿Eres cuidadoso con el mantenimiento de los cloradores salinos?
¿Te portarás mejor a partir de hoy, o seguirás bañándote sin haber esperado a hacer la digestión?
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También aprovecho para presentarte mis publicaciones sobre piscinas.
El manual básico es gratuito, y puede resolverte las dudas más habituales.
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